*Narra Jenna*
Como Laura y Niall desaparecieron, empezamos a devorar toda la comida que había delante nuestro, mientras hablábamos de cosas sin sentido. Después de los tontos temas de conversación, llegaron Laura y Niall, y en parejas nos pusimos a cantar canciones. Primero nos tocó a Laura y a mí, que cantamos una del primer álbum de los chicos, What Makes You Beautiful. Luego cantaron Harry y Louis, también otra de ellos, I Want. Niall y Gwen se pusieron de acuerdo y cantaron Try Hard, de los chicos de 5 Seconds of Summer. Encima nos prometieron que nos los presentarían, pero sigo sin saber quienes son. Al menos Gwen sí lo sabía. Después de ellos, Liam y Zayn cantaron Change My Mind, otra canción de ellos de su segundo álbum. Y por último Madison y Lexi cantaron una de Avril Lavigne, Smile. Hicimos otra ronda pero cambiando las parejas. Ahora les tocó a Laura y Niall empezar, cantaron Mistletoe, de Justin Bieber. Les siguieron Lexi y Zayn, con Hall of Fame, de The Script. Maddy y Harry cantaron la canción que él había escrito para ella, Don't Let Me Go. ¿No he dicho nunca que son adorables? Lou y yo no nos decidíamos, pero al final acabamos cantando Heart Skips A Beat, de Olly Murs. Por último les tocó a Gwen y Liam, que cantaron They Don't Know About Us. Pude notar como los ojos de Gwen intentaban esconder las lágrimas, y creo ser la única que lo vio. Pero, ¿Por qué? Acabaron de cantar. Gwen se disculpó un momento para salir a tomar el aire, pero yo sabía que no era por eso. Cuando los presentes en el salón estaban los suficientemente distraídos, me escapé. Pasé por la cocina hasta llegar a la ventana corredera que daba al jardín, y desde allí dentro pude ver como Gwen lloraba sentada en el césped. Lentamente deslicé la ventana y poder salir. Me acerqué a ella. A pocos metros de distancia, se giró, pero no habían muestras de sorpresa en su rostro. Acabé la poca distancia, me agaché y la abracé con todas mis fuerzas. Empezó a sollozar en mi hombro. Acaricié su cabello en un intento para calmarla.
-¿Qué te ocurre, Gwen?- le dije dulcemente al separarnos. Se limpió los ojos con las manos, con una mueca triste.
-No se lo digas a nadie, por favor- iba a replicar, pero me interrumpió-. Ni a Liam- sí, había adivinado mis pensamientos. Suspiré y me senté a su lado.
-Está bien, te confiaré el secreto- hizo un amago de sonrisa, que acabó con una lágrima rodando por su mejilla izquierda-. ¿Qué pasa, Coco? No deberías estar triste en tu cumpleaños. ¿Recuerdas lo que me dijiste hace unos años?- asintió levemente-. Los cumpleaños solo son una celebración de un año más de tu existencia. Es algo para celebrar, demuestra que en un año más, no has dejado que nada te derrumbe, que has seguido con la cabeza bien alta pese a todos los problemas. Demuestra que con un año más, más fuerte te has hecho- cité todas las palabras que me dijo ese día-. Al principio pensé que estabas pirada- sacó una risita débil-. Pero supongo que luego ya te comprendí. Es que bueno, cariño, a la edad de doce años no venía una niña un año menor que yo y me decía esas cosas- sonreí junto a ella. Cogí su mano suavemente-. ¿Me explicas?- suspiró. Por suerte ya no lloraba.
-Verás- empezó a narrar-, esta mañana, mientras esperaba a que Liam se canviase de ropa, tuve la genial idea de meterme a Twitter- noté el toque de sarcasmo en su voz-, ya que hacía millones de años que lo había dejado abandonado. Miraba algunos tweets que me enviaban las Directioners, algunas dándome apoyo, otras odiándome. Pero tampoco les di demasiada importancia. Hasta que vi un tweet con un maldito hashtag con mi nombre. ¿Sabes lo peor? El nombre del hashtag recordaba lo que sufrí en la escuela, antes de conoceros a vosotras en la otra. El hashtag decía: Gwen asesina. Y lo peor de todo era que incluso la historia se había infiltrado por Internet. El hashtag era tendencia global. Todos lo tweets relacionados eran de lo peor, hasta me desearon la muerte. Lo que más me llamó la atención, fueron algunos tweets que decían que me querían lejos de Liam, porque estaban seguras de que podía matarlo- a estas alturas, mi boca estaba abierta a más no poder, con un nudo en la garganta al escuchar todo lo que contaba Gwen. Sus lágrimas solo demostraban todo el dolor acumulado-. Yo no puedo más, Jenna. Esto es demasiado para mí- se tiró a mis brazos, sollozando una vez más.
-Gwen, por favor, tú y yo, y mucha más gente sabemos que no lo eres. No te dejes vencer por eso. Cariño, eres una chica fuerte- acaricié su pelo lentamente-. No te alejes de Liam. ¡Por favor, Gwen! Sabes que nunca en tu vida has querido a nadie como quieres a Liam, y lo sé. Lo veo. Todos lo vemos.
-Lo mejor será estar alejada de él- murmuró dolida. Intenté convencerla de que no, pero había construido una especie de muro y era imposible atravesarlo. Estaba muy testaruda. Finalmente me cansé, y dejé que hiciese lo que ella creía que estaba bien. Aunque lógicamente no lo estaba. Volvimos dentro, donde nadie notó que Gwen había llorado. Niall y Laura ya no estaban, según dijeron, dormían. Como el año pasado, los chicos se quedaron a dormir. Poco a poco nos fuimos levantando, nos despedimos y cadauno fue a su cuarto.
*Narra Gwen*
Tener a Liam detrás de mí, abrazándome, mientras notaba su cálido aliento chocando contra mi cuello no ayudaba mucho, la verdad. Yo creía que lo correcto sería alejarme de él, terminar. Pero mi corazón no se ponía de acuerdo con mi cerebro. Pasé más de dos horas en vela, intentando pensar con claridad. Realmente, ¿Sería lo correcto? Sentí un espeluznante escalofrío al recordar ese siniestro tweet que me deseaba la muerte. Sacudí la cabeza para alejar los pensamientos. Giré lentamente para mirar a Liam a la cara. Dormía plácidamente. Acaricié su mejilla lentamente, y me sorprendí cuando una sonrisa se curvó en sus labios. ¿Estaba despierto? No, su cara seguía en contínua paz. Solté un amargo suspiro. Mañana hablaría con él. No creo poder esperar más. Y seguro que después lo de ir a Noruega ya no estará en pie. Pero da igual, aunque muera de ganas de ir. Finalmente conseguí que el sueño llegase a mí a eso de las tres de la mañana. Desperté al día siguiente cuando sentí unos dulces besos en mi mejilla. Abrí los ojos perezosamente. Liam me sonrió tiernamente. No, así no ayudas guapo. Después de una pequeña discusión para ver quién de los dos se bañaba primero, acabé ganando yo. Quince minutos más tarde, salí del baño ya vestida y con una toalla en la cabeza para el pelo todavía mojado. Liam lanzó al aire un chiste para burlarse sobre mi apariencia con la toalla, de que me parecía a Marge Simpson, pero no estaba con ánimos de reir. Busqué un par de toallas para él y se metió en el baño. Durante el tiempo que estuvo ahí dentro, que tampoco fue mucho, intenté pensar una buena manera de explicarle todo a Li, sin causar su enfado. No hacia mí, hacia todos los que me insultaron. Bueno, hacia mí y todos ellos. Todavía estaba la frase grabada en mi cabeza. Gwen asesina. Nunca pensé que dos palabras podrían herir tanto. Abrir heridas del pasado, que habían tardado lo suyo en cerrarse. Cuando los dos estuvimos listos bajamos a desayunar. Por suerte, no había nadie. Desayunamos en silencio. Creo que Liam ya notó que algo pasaba, pero seguía enseñándome su tierna sonrisa.
-Mh, Liam- llamé su atención mientras recogíamos todo lo que utilizamos. Giró la cabeza y me dedicó una sonrisita-. ¿Te importa si salimos un rato al jardín?- bajé la mirada, jugando con mis manos. Aceptó mi oferta. Nos sentamos en el césped con la espalda en la pared. Y para hacerlo todo un poco más fácil, evité el contacto físico con él.
-Te conozco Gwen, ¿Qué ocurre?- no Liam, por Dios, no sonrías. Tragué saliva fuertemente. Cerré los ojos un instante y los abrí, clavando la mirada en sus ojos.
-T-tenemos que terminar- susurré tartamudeando. Nunca pensé que sería tan difícil pronunciar eso. Aunque, yo nunca tuve novio, así que era la primera vez que lo decía. Liam me miró confundido, pero sabía que dentro suyo su corazón empezaba a romperse poco a poco. Y eso hacía que el mío se destruyese. Es lo mejor para los dos, pensé.
-¿Qué?- preguntó en otro susurro, casi inaudible. Los ojos se me aguaron. Me levanté del suelo y le eché una última mirada. Las lágrimas empezaron a caer sin control.
-Lo siento- murmuré y eché a correr hasta dentro de casa. Que lista eres Gwen, cortas con él y ni le dices por qué. Te aplaudo. Negué con la cabeza ante mis absurdos pensamientos. Me metí en el estudio. Seguro que allí nadie me buscaría. Cerré la puerta con cuidado de no ser descubierta. Desde allí dentro escuché el fuerte portazo que retumbó por toda la casa. Lo siento Liam.
*Narra Liam*
Llegué a casa después de lo que me pareció una eternidad. Intenté parecer fuerte, pero a quién engaño. Me dolió en lo más profundo de mi corazón. Aguanté las lágrimas durante todo el camino, pero ahora ya no podían parar de caer. Di un fuerte puñetazo a la pared, lastimándome la mano. No me importó en lo más absoluto. Vi la sangre caer por los nudillos. Me sorprendí ya que pensé que no le había dado tan fuerte. Fijé mi vista en la pared, y entonces vi la marca que había dejado. Recorrí el salón con la vista. Me detuve en una foto de Gwen, de hacia poco más de un año. La cogí entre mis manos, mientras más lágrimas surcaban mis ojos. El teléfono empezó a sonar en el amargo silencio de la casa. Corrí a cogerlo, con la esperanza de que fuese Gwen diciéndome que todo había sido una broma. Pero no, solo era Jenna. ¿Cómo sabía que estaba aquí?
-Liam, dime por favor que Gwen no lo ha hecho- suplicó. ¿Hacer el qué? Entonces comprendí de qué hablaba.
-Sí, sí lo ha hecho- contesté dolido.
-Vale, tengo que hablar contigo. Enseguida voy a tu casa- y sin dejarme decir nada más, me colgó. Esperé a Jenna por veinte minutos. Finalmente el timbre sonó y me levanté a abrir. La invité a pasar-. Perdón si he tardado, Louis estaba empeñado en acompañarme.
-¿Y por qué no le has dejado?- enarqué una ceja. Esos dos casi siempre andaban juntos.
-Porque lo que te voy a decir es serio, y cuando me escuches entendrás por qué- no dije nada más, así que ella empezó a hablar. Duranto los siguientes quince minutos, me contó todo lo que pasó ayer cuando ellas dos desaparecieron, y todo lo que Gwen le confesó. Mis puños cada vez se iban cerrando con más fuerza. No me lo podía creer. ¿Quién había sido tan cruel como para revelar su historia? Y en serio, las que le enviaron esos tweets, ¿Luego se hacen llamar nuestras fans? ¿Directioners? La furia me consumía, y me asusté de mí mismo. Nunca me había puesto así. Pero por culpa de todos los que estuvieron insultando y atormentando con el pasado de Gwen, habían provocado que la chica que más quería y que más había querido nunca me hubiese dejado. Eso era una cosa difícil de perdonar. Jenna se despidió de mí y quedé de nuevo solo. Antes de irse me dio los billetes de avión a Noruega, que según ella había encontrado abandonados y tirados en el salón de su casa. Supongo que la idea de pasar una semana allí con Gwen estaba más que cancelada. Y como no quería desaprobechar los billetes, invité a Andy a ir conmigo, hacía mucho que no lo veía. Además, todos tenían planes para Navidad menos él.
*Narra Laura*
Llegamos a Barcelona justo a la hora de comer. Mis padres nos pasaron a buscar y después de una divertida presentación (el inglés de mis padres era un poco malo), nos fuimos a casa a comer. Niall y yo moríamos de hambre. Por la tarde decidimos ir a darle una visita sorpresa a mi prima, Berta. Antes de salir disfracé a Niall para evitar poder ser descubierto. Le puse un gorro que le tapaba casi toda la cara, una bufanda enorme que cubría su boca y un abrigo que encontré en el armario de mis padres, que también era enorme. Cogimos el metro en la linea verde. Por suerte, a esa hora no había mucha gente. Niall iba maravillado con todo lo que veía. Su cara me causaba gracia, pero era demasiado tierno. Después de quince minutos, llegamos a nuestra parada y bajamos del metro. Caminamos sin prisa observando los adornos navideños que había por la calle. Pero de noche era todo más bonito. Nos paramos frente a un edificio y llamé al interfono, al piso de mis tíos.
-¿Sí? ¿Quién es?- preguntó mi tía, en español, claro está.
-¡Hola tía! Soy Laura- mi tía pegó un gritito causando nuestras risas.
-¡Laura cariño! ¡Qué sorpresa! Pasa, pasa- abrió la puerta. Subimos las escaleras hasta el tercer piso. Mi tía nos esperaba en la puerta con los brazos abiertos. Me abrazó fuertemente y cuando nos separamos fijó una mirada curiosa a mi acompañante-. ¿Quién es éste? Da miedo, ahí tan tapado- me susurró en el oído. Me eché a reir fuertemente. Ayudé a Niall a sacarse el abrigo, la bufanda y el gorro.
-Tía te presento a Niall, mi novio- mis mejillas ardían.
-Su cara me suena mucho- se rascó la barbilla, pensativa. Nialler nos miraba confundido, seguro a duras penas entendía la mitad de lo que decíamos.
-Te sonará de Berta, seguro- mi tía alzó un brazo.
-¡Ya me acuerdo! Del grupo ese que es tan fanática, ¿Cómo era? ¿Güan Daireccion?- dijo una cosa rara. Me reí a más no poder.
-¡One Direction!- exclamé divertida.
-¿Y tú de qué lo conoces?- preguntó pícara.
-Ya os contaré, ¿Está Berta?- mi tía nos hizo pasar. Cuando Niall iba a entrar mi tía lo pilló desprevenido y lo abrazó efusivamente.
-Ai, por fin la pequeña Laura encontró a su príncipe- comentó divertida. Soltó a mi novio y éste huyó a mi lado, un poco asustado-. ¿Quieres un poco de queso?- le preguntó amable. Le traducí a Nialler lo que le dijo.
-Sí, muchas gracias- intentó decir mi novio en español. Que tierno. Mi tía asintió con la cabeza y cerró la puerta detrás de nosotros.
-Berta está en su cuarto, ya sabes donde es Laura- me avisó, metiéndose en la cocina. Cogí a Nialler de la mano y lo arrastré hasta la habitación situada al fondo de un largo pasillo.
-Tu tía al principio asusta, pero es muy maja- me susurró en el oído, haciéndome reir levemente. Giré mi cara y besé su mejilla dulcemente.
-Eres un amor- ahora fue él el que se rió-. No te asustes, pero Berta tiene tendencia a decir gilipolleces cuando está nerviosa- reímos los dos juntos. Llamé a la puerta de Berta. Se oyó un fuerte pasa desde el otro lado, así que abrí la puerta lentamente. Mi prima estaba de espaldas a la puerta, mirando algo en su escritorio. Niall y yo nos miramos divertidos, y dejé que él se acercara a ella. Le tocó el hombro levemente.
-¿Qué quieres mam...- su boca se abrió en una perfecta O. Conté mentalmente hasta tres y Berta empezó a chillar dejándonos a nosotros dos sordos. Se tiró a los brazos de Niall efusivamente-. ¡Mi madre! ¡Eres Niall James Horan!- gritó en español, se aclaró la garganta-. ¡No me lo puedo creer! ¡Es un sueño!- me miró, con los ojos cristalizados-. ¿Pero qué hacéis aquí?
-Hemos venido a pasar las vacaciones de Navidad- me encogí de hombros-. Niall quería conocerte, le hablé de tí.
-¿Qué le hablaste de mí? ¿Me quería conocer?- chilló con una horrenda voz de pito. Se aclaró la garganta, riendo-. ¿Te he dicho alguna vez que eres la mejor prima del mundo?- me abrazó fuertemente. Besé su mejilla.
-Bien, os presento como tiene que ser- hablé en inglés para que al menos Niall entendiese algo-. Nialler, la loca es Berta- miré a mi prima-. Berta, el rubio es Niall.
Berta le tendió una mano temblorosa. Niall la rechazó, pero le dio dos besos en las mejillas y un abrazo. Hasta podía escuchar como el corazón de mi prima latía fuertemente contra su pecho. Y ahora era cuando sus estupideces salían de su boca.
-¡Voy a morir, mátame! Me ha besado, ¡Me ha besado! ME HA BE-SA-DO. ¡En la mejilla! Y me ha abrazado, ¡Un abrazo! Es un sueño, ¿Verdad? Ahora es cuando despierto y me pego una ostia contra el suelo, claro, siempre ocurre- se giró hacia Niall pícaramente-. ¡Bésame rubio irlandés! ¡Solo es un sueño!- cerró los ojos pero los volvió a abrir de golpe-. ¡No! Le serías infiel a mi prima, y aunque te quiera con todo mi corazón no le podrías hacer eso, ¡No! Cuidadín con ella, James- lo señaló con un dedo acusador. Tapé su boca con mi mano antes de que soltara más tonterías. Le expliqué a Niall, resumidamente, lo que había dicho y éste solo se tiró al suelo muerto de la risa-. ¿Y a éste que le pasa?- me quitó la mano de su boca para hablar.
-Déjalo, se le pasará enseguida- lo observamos durante unos minutos. Se calmó, se levantó y un poco avergonzado se puso a mi lado.
-Perdón- murmuró con las mejillas rojas. Berta le pellizcó una mejilla.
-Wow, eres real- murmuró. Reí divertida.
-Claro que es real, tonta- le pegué en el brazo. Mi tía entró con un plato lleno de queso y un poco de jamón. Niall atrapó un trozo al momento.
-Niall, ¿Puedo hacerme una foto contigo?- le preguntó mi prima en inglés. Nialler asintió sonriente. Berta buscó como loca su cámara, pero como no la encontraba, Niall sacó su teléfono y me lo dio.
-Ven aquí, Berta- Niall abrió sus brazos y ella, literalmente corrió hasta él. Les hice un par de fotos, Niall le firmó todo lo que Berta le decía, hablamos un poco y se nos hizo la hora de irnos.
*Narra Madison*
-Madison, ¿Estás bien?- Harry agarró mi mano antes de entrar en su casa. Nos paramos delante de ella.
-Si te digo que estoy bien, miento- intenté sonreir. Acarició mi mejilla con su mano libre.
-¿Qué te ocurre?
-Estoy muy nerviosa, Hazza. Nunca he conocido a los padres de mis novios- frunció el ceño ligeramente.
-¿De cuántos novios hablamos?- me preguntó, provocando que una fuerte carcajada saliera de mis labios.
-Tres, sin contarte a tí- rodeé su cuello con mis brazos. Colocó sus brazos por mi cintura.
-¿Soy el cuarto?- hizo un puchero. Mordí su labio inferior.
-Pero al que más quiero- besé sus labios dulcemente y cuando menos me lo esperaba la puerta se abrió. La suerte no está de tu parte, Maddy. Que vergüenza, madre mía... Me separé de Harry, sin parecer nerviosa y fijamos la vista en la puerta. Harry no dejaba de reir.
-Hola mamá- me soltó y abrazó a su madre. Mis mejillas se encendieron a más no poder. Encima nos ha pillado su madre-. Ella es Madison- me señaló, cuando se separaron. Volvió a mi lado. Besó mi sonrojada mejilla-. Maddy, ella es mi madre, Anne.
-Es un placer conocerte al fin, Madison- me abrazó fuertemente. Todo mi nerviosismo se fue por un instante. Bueno, al menos creo que le caigo bien.
-Lo mismo digo, señora Styles- sonrió.
-En realidad, ahora soy la señora Twist; pero cielo, llámame Anne- jo, que cagada. Mis mejillas volvieron a ponerse rojas.
-Está bien- sonreí.
-Venga, pasad. Debéis de estar cansados, ¿Queréis galletas? Gemma y yo las acabamos de hacer- eso me hizo recordar a Laura. Miré a Harry, quien también me estaba mirando. Rió, quizás él también pensaba en lo mismo.
-¡Harry!- gritó felizmente una chica de pelo rubio peinado en una trenza de lado. Abrazó fuertemente a Harry. La chica me sonaba.
-¡Gemma!- exclamó Hazza, riendo. Sí, ella era su hermana. Se separaron y los dos fijaron su vista en mí-. Gemma, ella es Madison, mi novia- nos sonrojamos, provocando la risa a Gemma-. Maddy, mi hermana.
-Un placer Maddy- me abrazó tiernamente.
-Lo mismo digo- le sonreí, después del abrazo.
-¿Y Robin?- preguntó Harry hacia su madre, quitando las galletas del horno con cuidado.
-Está arriba, dijo que en un momento bajaba. ¿Por qué no váis vosotros dos- nos señaló a Harold y a mí-, y de paso le decís que ya están hechas las galletas?- asentimos.
-Vamos- cogió mi mano y tiró de ella ligeramente, para empezar a subir las escaleras. Nos detuvimos en la primera puerta. Harry picó con los nudillos un par de veces en ésta.
-Adelante- sonó al otro lado de ella. Abrimos la puerta-. ¡Harry!- exclamó un señor, sentado detrás de un gran escritorio. Se levantó para abrazar al aludido.
-Hola papá- sonrió Harold, divertido. El tal Robin, me miró divertido.
-¿Tu novia?- y otra vez, me sonrojé.
-Exacto- rió mientras asentía con la cabeza. Robin tendió su mano hacia mí y la agarré con timidez.
-Es un placer conocerte al fin, Madison. Harry siempre habla de tí- ahora fue él, el que se ruborizó.
-Lo mismo digo- reí al ver las mejillas sonrojadas de mi novio.
-Bueno, mamá dice que las galletas ya están hechas, ¿Vamos?- nos empujó levemente por la espalda y salimos del que parecía ser un estudio. Bajamos otra vez a la cocina. Ayudé a Gemma a llevar las galletas y unos cuantos refrescos hasta el salón. Nos sentamos en los sillones de éste.
-Y bien, Madison- habló Anne, probando su galleta-, cuéntanos de tí.
Durante un buen rato estuvieron haciéndome preguntas de todo tipo, hasta que Anne y Robin se tuvieron que ir a no sé dónde y nos quedamos Gemma, Harry y yo. Pusimos una película, la cual el único que la veía era Harold, ya que nosotras dos no dejábamos de hablar. Nos habíamos caído bien.
*Narra Lexi*
Después de despedirnos de toda la familia de Zayn, pusimos rumbo al aeropuerto. Allí tendría vía libre para elegir nuestro próximo destino. Pero todavía no tenía pensado ninguno. Quería ir a algún sitio especial. El problema era que no sabía a cual. Y por arte de magia, la respuesta vino a mi mente. Recordé lo que me contó mi madre hace años. Mi padre y ella, fueron de viaje de novios a Atenas. Allí fue donde mi padre le pidió matrimonio a mi madre. Bueno, no esperaba eso de Zayn, pero me gustaría visitar el lugar donde toda su historia empezó.
Llegamos al aeropuerto y en seguida, una gran masa de Directioners invadieron nuestro espacio vital. Cada vez eran más y más, y a la vez, cada ves estaba más lejos de Zayn. Estiró su mano, dramáticamente.
-¡No me dejes, Lexi! ¡Te quiero!- las chicas que estaban más cerca de nosotros rieron tontamente. Zayn intentó hacerse paso entre ellas, llegó hasta mí y me rescató de las estúpidas preguntas que me lanzaban algunas. ¿Quién me preguntaba que si dormía con los calzoncillos de Zayn? ¿Que si lo hacíamos con o sin preservativo? ¡La que me preguntó eso no debía tener más de trece años! ¡Pero qué cosas le enseñan a la pobre chica!
-¿A dónde váis?- preguntó una chica de más o menos diecisiete años. Era rubia con mechas naturales de color miel. Los ojos grandes y de un color verde grisáceo. Su sonrisa era cálida y tierna. Como me pareció buena chica (no como las otras que parecían histéricas perdidas), le respondí, acercándome un poco más a ella. Zayn también se acercó disimuladamente, mientras le firmaba la libreta a una chica.
-A Atenas- le sonreí. Zayn dejó de firmar un momento y me miró divertido.
-Muy bonito, yo ni me había enterado todavía y ya se lo estás contando al mundo- la chica y yo reímos.
-Te lo iba a decir, pero no he podido por ellas- señalé con disimulo a la masa de histéricas que nos rodeaban. Miré a la chica-. Sin ánimo de ofender.
-No, tranquila. A veces me asusto de algunas Directioners.
-¡Ya somos dos!- exclamé, divertida-. ¿Cómo te llamas, cielo?- Zayn nos interrumpió, mientras se hacía una foto con una chica.
-¡Oye! ¡A mí me llamas cielo!- sonrió para la foto.
-Cállate celoso y concéntrate, que saldrás feo en las fotos- le pegué de broma en el brazo. Escuché de fondo a una que decía: 'Nunca saldría feo, es hermoso'. Y bueno, no puedo estar más de acuerdo.
-Me llamo Sarah, y la verdad no te pregunto cómo te llamas porque todas las que estamos aquí lo sabemos- rió tímidamente. Alcé una ceja, divertida.
-¿De verdad?- me sorprendía eso. Era como... ¿Famosa? Bueno, medio famosa. Mi novio era el famoso. Reí internamente por lo estúpida que era.
-Sí, te llamas Lexi Helen Greenwood- sonrió orgullosa. Vaya, sí que estaban bien informadas.
Me quedé un rato más hablando con ella, mientras Zayn se hacía fotos y más fotos y de vez en cuando firmaba alguna libreta. Acabó con todas después de media hora, y por fin, nos pudimos ir.
-Un placer conocerte Sarah- me despedí de ella con un abrazo. Intercambiamos números de teléfono.
-Adiós Zayn- le dijo Sarah tímidamente. Éste rió y besó su mejilla.
-Adiós, ¿Sarah, no?- ella asintió-. Nos vemos.
Ahora sí, le expliqué a Zayn la razón por la que quería ir a Atenas. Me abrazó con delicadeza nada más terminar. Solté algunas lágrimas, pero no de tristeza. De felicidad al saber que estuviesen donde estuviesen mis padres, ellos estaban felices. Y en el fondo sabía que ellos me cuidaban.
*Narra Jenna*
No podía parar de dar vueltas por la habitación de Tommo. La llamada de Gwen me había dejado completamente confundida. Ese: 'Necesito cambiar de aires un tiempo. Tranquila, no será para siempre'; ¿A qué se refería? Como se le ocurra volver a Manchester la mato. No puede volver con sus padres. Después de lo que le hicieron. Gruñí levemente. ¿Por qué todo tenía que ser tan complicado? Y encima me entero de que Liam se ha ido a Noruega. ¿Con Gwen? Nooooo, con un amigo. ¿No se podía haber quedado aquí e intentar arreglar todo con ella? Sabiendo que Liam es su debilidad, no podría haber resistido mucho. O eso creo.
-Jenna, cariño- Lou cogió mi brazo-. Deja de moverte y siéntate- abrió sus brazos. Me senté a su lado y acepté su abrazo.
-Lo siento Louis, pero Liam y Gwen me estresan- resoplé contra su pecho. Rió, a causa de las cosquillas.
-Déjalos Jenna- le interrumpí.
-¡No los puedo dejar, Lou! Me niego a que por una estúpidez, termine su relación- Louis me miró atento-. Como ya te expliqué, Gwen sufrió mucho y ahora que podía ser feliz- suspiré-, la vuelven a molestar.
-¿Entonces rompió con Liam, porque temía hacerle daño? O algo así, ¿No?
-Supongo que fue por eso. No creo que dejase de quererlo. Es más, yo sé que todavía lo quiere, y mucho.
-¡Pero cómo le hará daño Gwen!- exclamó-. No es ni capaz de matar una mosca, aunque lo intente- dijo divertido.
-Lo sé- sonreí-. ¡Por cierto!- exclamé separándome de sus brazos, divertida.
-¿Qué te pasa?- rió tontamente.
-Me debes un beso de ayer. Te quedaste dormido y ni me lo diste- hice un tierno puchero. Louis volvió a abrir sus brazos y me acomodé en ellos, recibiendo sus labios con mucho gusto.
*Narra Gwen*
Caminé los pocos metros que habían del taxi a la puerta de casa con rapidez. El frío de enero me mataba. Lo más rápido que pude lleve una maleta del taxi a la entrada de casa, e hice el mismo recorrido con la otra maleta. Pagué al taxista y finalmente lo vi desaparecer por la calle. Había un poco de niebla. Mis 'vacaciones' (si es que se podían llamar así) en Manchester me habían venido bien. Mis padres ni siquiera estaban, pero conservaba las llaves de la casa. Katy, Bic y Shirley estaban un poco pesadas y enfadadas conmigo por haber cortado con... Liam. No sabía absolutamente nada de él. Mejor, así ya te olvidas de él; exclamó mi subconsciente. Oh, olvidé comentar que mi subconsciente apareció por arte de magia después de muchos años escondida. He llegado a odiarla. Gracias; me contestó con ironía. Nunca se calla. Coloqué bien las maletas al lado de la puerta. Saqué las llaves del pequeño bolso que llevaba y abrí con cuidado. Empujé la puerta con el culo para poder abrirla del todo, mientras que me giraba y agarraba las dos maletas. Prefería entrarlas a la vez. Pero lo peor es que pesaban un montón. Con la cabeza agachada por el esfuerzo, intenté caminar con las pesadas maletas. Me asusté cuando unas manos las cogieron y con agilidad las dejaron a un lado. Tragué saliva. No podía ser quien yo pensaba que era. Cerré la puerta con el pie, por instinto, antes de levantar la mirada. Cuando estuve mentalmente preparada para enfrentarme a sus ojos, levanté la cabeza lentamente. Sí, me lo temía.
-¿Q-Qué haces aquí?- intenté sonar segura, pero por dentro estaba temblando. No lo recordaba tan guapo. Jo, que solo habían pasado dos semanas, como mucho. ¡Cálmate, Gwen!; exclamó mi odiosa subconsciente. En serio, no calla cuando debería callar.
-Vine a hablar. Gwen, por favor- agarró mi cara por la mejillas. Cerré los ojos fuertemente. No me mires así, no pienso ceder. Tiró de mi mano suavemente y yo me dejé llevar. Nos sentamos en el sofá del salón. Antes de que hablase otra vez, lo interrumpí.
-Liam- murmuré, jugando con mis dedos. No quería mirarlo a la cara-, no hay nada de lo que hablar.
-Mírame- susurró tiernamente, pero con un tono triste en la voz. Levanté la mirada, temerosa-. Ellos no saben lo especial que eres, ellos no saben lo que le has hecho a mi corazón, pueden decir todo lo que quieran, porque ellos no saben nada de nosotros.
No, esa canción no. Las lágrimas rápidamente se acumularon en mis ojos, y poco a poco bajaron por mis mejillas. Vi que Liam quería abrazarme, pero com dudaba por si lo rechazaría o no, acabé abrazándolo yo misma. Al momento me rodeó él también con sus brazos.
-Liam, yo, lo siento- dije entre lágrimas. Me apretó más contra su pecho.
-No lo sientas Gwen- besó mi cabeza dulcemente-, sé que te sentías insegura. Olvida todo lo que te dijeron, todo lo que viste. Olvida todo eso y concéntrate en nosotros. Yo te quiero Gwen, con toda mi vida.
-Yo también- sollocé, interrumpiéndolo.
-No me harás daño- volvió a besar mi cabeza-. El daño me lo hiciste cuando rompiste conmigo sin darme una razón. Jenna me lo explicó. No hagas caso a nada de lo que te digan; ellos no saben de nosotros- me separé levemente de él, para mirarlo a los ojos.
-¿Me perdonas?- sonrió tiernamente. Me derretía con esa sonrisa.
-¿Vuelves conmigo?- me tomé esa pregunta como un sí para la mía y lo besé. Demonios, extrañé esos labios-. Recuérdalo. Solo tú y yo lo sabemos. Y ellos no saben nada sobre nosotros.
Grabé la frase en lo más hondo de mi corazón y volví a besarlo. Sí, sin duda había extrañado sus labios.
Fin. ♥
Hola amores!:) Bueno, esto se acaba. Aquí tenéis el último capítulo de mi primera novela. La primera, sí. Antes había escrito alguna, pero las dejé y ni las terminé. Así que ésta es la primera que termino jeje:P
Me gustaría muchísimo que todas las que habéis leído esta novela comentaseis lo que os ha parecido, si os ha gustado o no,... No me importa si es en anónimo, pero me haría muchísima ilusión que todas las lectoras comentasen. (Ah, y las que ya han comentado alguna vez, o siempre, muchas gracias por todo, os quiero). ♥
Bueno, en realidad, si os tengo que dar las gracias tiene que ser a lo grande. GRACIAS! jajajaj:)
Continuaré escribiendo en la nueva novela: You could stay with me forever. (El link: http://youcouldstaywithmeforever.blogspot.com.es/). Cualquier cosa me lo decís por ahí y si queréis que os avise por twitter, éste es el mío: @Veru_1D
Nos vemos en el próximo capítulo de YCSWMF! Muchas gracias por todo, en serio. Os quiero mis queridas lectoras ♥