sábado, 16 de febrero de 2013

Capítulo 11.

Capítulo 11. There's nothing wrong with who you are.

*Narra Madison*

A la mañana siguiente me levanté más tarde de lo normal y con un dolor al menos soportable de cabeza. En la cocina solo estaba una Jenna todavía medio dormida preparando café para todas. Le di un sonoro beso en la mejilla y le agradecí la taza de café que me ofrecía. Nos sentamos la una delante de la otra, mirándonos fijamente y dando pequeños sorbos a nuestros cafés.

-Así que ya has perdonado a Harry- murmuró. Asentí.

-Y tú a Louis- respondí. Asintió.

-Molamos- murmuró otra vez y dio un sorbo a su café. Reí negando con la cabeza suavemente.

-¿Por que murmuras y no hablas normal?- pregunté enarcando una ceja.

-Porque molo mucho y así molo más.

-Jenna, cariño, tú no molas; pero yo si.

Me miró mal. Y las dos empezamos a reír por lo idiotas que éramos. Escuché mi móbil sonar y recordé que estaba en mi habitación, así que dejé la taza de café sobre la mesa y subí las escaleras de dos en dos para llegar antes. Entré y miré la pantallita, era un mensaje, de Harry:

¡Maaaaaaad, buenos días! ¿Cómo estás, odiosa? Me preguntaba si te gustaría venir a casa del odioso a ver una peli o a jugar al twistter (creo que se escribe así) Hahaha. Un beso enorme tonta.

Me puse a reír sin ningún motivo y enseguida contesté.

¡Odiosoooooooooo! Buenos días:) Estoy bién, ¿Tú? Acepto encantada ir a tu casa y prefiero hacer las dos cosas, ¿Te parece? (Yo tampoco sé cómo se escribe) Hahahha! Otro beso enorme para tí, idiota.

Decidí vestirme con algo sencillo para estar por casa y mientras esperaba a que Harry contestase. Sonó el móbil y prácticamente corrí a ver el mensaje.

Perfectamente, porque estoy hablando con mi odiosa. ¿Pues te paso a recoger o vienes tú?

**
 
Que mono eres odioso. Pásame a recoger. ¿A qué hora?

**

Lo sé, soy la cosa más mona del planeta. Te paso a recoger a las cuatro, ten en cuenta que llegaré a y cinco.

**

No te pases de egocéntrico. Lo tendré en cuenta.

**

Pues hasta luego odiosa.

**

Adiós odioso, nos vemos.

Dejé el móbil sobre la cama y bajé a la cocina otra vez con Jenna. Al rato nos fuimos a ver la tele porque no teníamos nada mejor que hacer y nos aburriamos. Hacia la una de la tarde Laura y Lexi aparecieron y decidimos pedir algo al chino para comer, no teníamos ganas de cocinar nada.

*Narra Gwen*

Me levanté que creo que era la una y media de la tarde. Tenía un gran dolor de cabeza y me era casi imposible poder pensar con claridad. Bueno, si podía pero me dolía un montón. Me levanté y rápidamente fui a lavarme la cara con agua fría. ¿Cuándo había llegado yo aquí? ¿Por que no recuerdo nada después de la bebida que tomé ayer? Allí es hasta donde recuerdo con claridad, después solo momentos borrosos. ¿Y por que llevaba el vestido puesto? Encima que estaba totalmente arrugado y ligeramente subido. Escuché la puerta de la habitación abrirse y me asomé para mirar quién era. Liam. Entonces recordé como estaba de mal colocado mi vestido, pero ya era tarde y Liam me había visto. Me lo bajé rápidamente y por mala suerte bajó más de lo que debía, pero por suerte no se vio nada que no debía. Liam se tapó la cara con las manos y yo completamente sonrojada me coloqué el vestido lo mejor que pude.

-Ya está Li- dije riendo. Se quitó las manos de la cara y pude ver que su cara estaba bañada en un tono rojizo. Le pellizqué una mejilla, intentando quitarle importancia al asunto.

-¿Ya estás mejor?- me preguntó sonriente, con esa sonrisa que mataba a cualquiera.

-¿Mejor? ¿A qué te refieres?- no tenía ni idea de que hablaba.

-Ai, Gwen- rió-. Ayer estabas muy ebria.

-¿Cómo? ¡Pero si yo no bebo!- chillé.

-¿Te suena una Piña Colada?- medio asentí. ¿Ése era el nombre del zumo de piña raro que me bebí?-. Pues llevaba ron, Coco listo.

-Nooooo- me lamenté riendo-. Que tonta soy, por dios.

Se acercó, riendo también y me envolvió en sus brazos. Con la cabeza en su pecho respiré su aroma, dulce. Levanté la cabeza y le pillé mirándome.

-No eres tonta, eres un Coco listo- susurró y el aliento chocó contra mi frente. Sonreí y besé fugazmente su barbilla. Soltó una dulce risita.

-Nunca en mi vida había bebido, lo juro. Pero reconozco que estaba rico, sabía dulce- reí-. Por cierto... ¿Hice algo... Ya sabes... Fuera de lo normal?

-Me hiciste llevarte a caballito y durante el trayecto de la discoteca a la estación de trenes no parabas de hablar como una loca, de reír y lanzar piropos a todos los chicos que veías. Pero fue divertido, supongo. Cuando se acercaban, digamos que no los miraba con la mejor cara y se iban.

-¿De verdad hice éso?- mi cara se pintó completamente de un rojo intenso-. ¡Qué vergüenza!

-No, tranquila. Si en el fondo parecía que te estabas divirtiendo.

-Claro, porque no sabía lo que estaba haciendo- dije poniendo los ojos en blanco. Nos separamos del abrazo.

-¿Quieres hacer algo después de comer? ¿Vamos... De compras?- sonrió tímido. Le devolví la sonrisa con algo de emoción.

-¡Vamos de compras!- exclamé divertida. Quería hacer cualquier cosa con tal de estar con él. Como siempre.

*Narra Harry*

Otra vez iba tarde, pero esta vez no eran solo los cinco minutos que le había dicho, sino que eran diez. Yo iba en mente con que habíamos quedado a y cinco y luego me doy cuenta de que habíamos quedado a las cuatro en punto. Aparqué como pude en la acera de enfrente de su casa y me bajé corriendo para llegar lo antes posible. Iba a darle al timbre cuando la puerta se abrió de golpe.

-Diez minutos, señor Styles- me recordó con el ceño fruncido y los brazos en jarra-. Llegas diez minutos tarde.

-Lo siento mucho, Maddy- puse mi mejor cara de arrepentido. Sonrió dándose por vencida. Me besó la mejilla y me maravillé cuando noté el tacto de sus labios. Ojalá y algún día los notase sobre los míos.

-No pasa nada Hazza.

-¿Vamos?- pregunté tendiendo mi mano, que ella agarró decidida. Le abrí la puerta del copiloto y subió dándome las gracias. Le sonreí. Me subí y ambos nos abrochamos el cinturón, para después ir rumbo a mi casa.

***

-¡Me ha encantado!- gritó cuando la peli que había escogido acabó. Yo todavía no acababa de creer que nunca en su vida hubiese visto Superman.

-Me alegra- sonreí-. Sabía que te gustaría, y repito: no me creo que nunca la hubieses visto.

-Créetelo, cabeza de escarola- rió por su ocurrencia.

-¿Cómo que cabeza de escarola? ¡Pues tú tienes cabeza de zanahoria!- ahogó un grito, nos miramos y una gran carcajada escapó de nuestras bocas. Saqué el twistter de debajo de la mesita de café- ¿Jugamos?

-¡Por supuesto!

Empezamos el juego con mucho entusiasmo y una apuesta que Maddy me obligó a aceptar: el que perdiese le declararía sus sentimientos a la persona que quería. Tenía miedo de perder, porque el miedo que tenía en decirle mis sentimientos siempre estaba presente. Y me encantó cuando lo dijo, con timidez, que le hacía parecer más tierna.

-¡HARRY!- me gritó cuando por 'accidente' la empujé haciendo que cayese. Le tendí la mano y le ayudé a levantarse.

-Has perdidoooo- di saltitos la mar de feliz, por no tener que decirle nada. Me miró molesta.

-Me has tirado, eres un...- la interrumpí.

-Odioso, lo se- suspiré con pesar.

-No hay nada malo con lo que eres- murmuró y la miré. Sonreía como si por un momento hubiese olvidado que la había empujado para no tener que perder yo.

-Gracias- dije. La abracé, me apetecía sentir sus brazos rodear mi espalda y poder oler su aroma que me tenía adicto.

-Aún así has hecho trampa, así que no voy a cumplir con la apuesta, lo harás tú- dijo con malícia.

-No, porque yo no me he caído, te has caído tú así que cumple con la apuesta, encima que has sido tú la que ha querido.

-¿Y si ninguno de los dos cumplimos la apuesta y lo dejamos como un... empate?- preguntó y riendo asentí con la cabeza.

*Narra Jenna*

Les envié un mensaje a Laura y Lexi, para que viniesen a casa cuanto antes. Se habían marchado al centro comercial hacía una hora y tenía una sorpresa para ellas. Se lo iba a enviar a Maddy también, pero recordé que estaba con Hazza y preferiría no interrumpir lo que fuera que estubiesen haciendo. Llegaron media hora después, las esperaba en mi cuarto. Entraron y con los ojos como platos dejaron caer las bolsas que traían en las manos. Lo sabía, sabía que se pondrían así.

-Jenna, tu pelo- dijo Laura saliendo de su trance.

-¡Es morado!- gritó Lexi. Todo morado no era, solo las puntas. A mí me encantaba.

-Bruta, solo son las puntas. Y mola muchísimo- sonreí y las dos chicas enarcaron una ceja-. Bueno, a mí me gusta.

-¿Te quieres volver rebelde o algo así?

-Puede que sí o puede que no- reí, pero ellas seguían con la misma cara de antes-. Aaaai, Laura, no sé. Pero hoy por la tele he visto a una chica que llevaba así el pelo y me ha gustado. Y la peluquera dice que me queda muy bién.

-Bueno, si que te queda bién- declaró Lexi, pero Laura seguía con esa expresión de no estar muy convencida.

-Venga Lau, si mola mucho- toqué mi cabello y lo despeiné salvajemente. Las dos chicas sacaron una risita.

-Quizás si mola, pero nunca, jamás, para nada en el mundo me lo haría. Ni que me lo pidiera Niall. Jamás.

-Cuando Gwen lo vea le dará un patatús- Lexi nos sacó una carcajada. Seguramente tendría razón.

-¿Le mando una foto a Louis? ¿O espero a que aparezca por Londres para que lo vea?- pregunté. Tenía ganas de que lo viese cuanto antes.

-Enviala, a él también le dará el patatús- se encogió de hombros. Le di mi móbil a Laura, me hizo la foto y después se la envié a mi queridísimo Louis. Pasaron unos tres minutos eternos y me llegó una llamada suya. Descolgé y Lexi me obligó a poner el altavoz.

-¿¡Qué demonios te has hecho en el pelo Jenna!?- gritó, y tuve que taparme la boca para no echarme a reír. Parecía, por su tono de voz, que estaba exasperado.

-¿No te gusta?- hice ver que lloraba. Lexi y Laura reían por debajo de la nariz.

-No, no, me encanta cariño. Te queda muy bién- el tono de su voz era muy tierno, me mordí el labio inferior.

-En realidad lloraba de broma, pero gracias por decirlo. Eres un inocente, Lou.

Conseguí que Lau y Lexi rieran. Noté como Louis me sacaba la lengua por la otra línea del teléfono.

-Te has vuelto muy mala, Piña- refunfuñó divertido.

-Noo, soy la misma Piña buena y dulce de antes- dije. No hace falta decir que con voz de niña pequeña.

-Jenna- alargó.

-Bueno, algo traviesa me he vuelto, pero no soy tan mala como Lexi- me gané una colleja de su parte. Laura dejó de lado la conversación y empezó a rebuscar cosas en mi armario, tirando todo por el suelo-. Te cuelgo, Lou. Tengo que matar a dos frutas malas.

-Está bién- rió-. Pásatelo genial. Un beso, te quiero.

-Y yo a tí.

Creo que colgamos a la vez. Tiré el móbil a cualquier rincón de mi cama y me abalancé sobre la espalda de Laura. Caímos al suelo muertas de la risa. Lexi se unió a nuestras risas y cada una de las que estábamos en el suelo le cogimos una mano y tiramos de ella para que Lexi cayese con nosotras. En total, pasamos la tarde en mi cuarto, haciendo cosas normales con unas amigas normales.

*Narra Madison*

Después de jugar una ronda más al twistter, nos sentamos en el sofá a hablar de tonterías que se nos pasaban por la cabeza. Por ejemplo, que mi pelo ya no era una zanahoria, ahora era un cono de tráfico. Que el quiere dominar el mundo con un ejército de gatos. Y que yo quiero un pingüino en una bañera con cubitos de hielo.

-Y... ¿Santa Claus ha pasado por tu casa?- me preguntó de repente.

-No, le hemos dado vacaciones. Solo viene por Gwen.

-Pues en mi casa si ha venido- ¿Qué quiere? ¿Darme envídia?-. Y hay un regalo con tu nombre.

-¿Con mi nombre?- pregunté. Asintió con la cabeza mientras se levantaba y desaparecía de mi vista. Quedé más confundida que antes. Volvió a los segundos con un regalito entre sus manos y una sonrisa que iluminaba mi pequeño mundo.

-Toma, para tí- me ofreció el paquete y lo cogí, dejándolo sobre mi regazo. Lo abrí y quedé con la boca abierta con lo que veía. Habían dos regalos. El primero que vi y del que había caído enamorada a primera vista, era un atrapa sueños hecho con cuentas de colores y tres plumas al final. Desde pequeña había estado obsesionada con los atrapa sueños y éste era el más bonito que había visto en mi vida. El segundo regalo era un colgante con un gnomo sujetando una pequeña flor. Miré a Harry confundida, y éste se apresuró a hablar.

-Es que me recuerdas a un gnomo- me miró riendo. Enarqué una ceja y le pedí con los ojos una explicación-. Eres un poquito bajita, para no decir mucho. Y eres pelirroja. Yo siempre dibujaba los gnomos pelirrojos.

-Ah, pues que bonito.

-¿Lo dices con ironía?- preguntó juntando sus manos detrás de su nuca haciendo que la camiseta se levantase y dejando ver un poco de su ombligo. Me perdí mirando, pero volví a la normalidad y levanté la mirada como si nada.

-Un poco si y un poco no. El colgante es bonito; pero éso de que te recuerdo a un gnomo, pues... Es raro. Y tampoco soy tan bajita- refunfuñé. Me quitó el colgante de las manos y me dio la vuelta. Me recogí el pelo y me lo colocó. Me besó el hombro.

-Bueno, los gnomos son muy cariñosos, aunque un poco refunfuñones y enfadadizos. También son un poco miedicas, pero tienen su orgullo. No le gustan los retos, pero son los primeros que te retan. Son bajitos, pero matones.

Sonreí. Me estaba describiendo. Me giré y lo abracé con mucha fuerza.

-Muchas gracias, Styles- me apretó más contra él, si éso era posible.

-Dáselas a Santa Claus- me salió una fuerte carcajada. Y así quedamos, abrazados, por un buen rato. No me quería separar nunca.

 

2 comentarios:

  1. AAAAAAAAAAAAAH Me encanta el pelo de Jenna, yo una vez me hice mechas rosas por las puntas *___________________*
    Y Harry que mono jo, me encanta tambine ajhsbfjshdbjhsbdfv

    ¡SIGUIENTE!

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    1. A mi tambieeeeeeeen! Jajjajaj De verdad?Ö Que chachi pistachii:D Yo me quiero hacer una mecha en el pelo pero mi madre no me deja:(
      Y a quién no:$ Jusjus♥

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